Ayuda para renacer
Hay muy pocos amigos,
de los de antes, de tiempos pasados y alegres.
Los de antes hacen ver
qué me entienden.
Les pides ayuda, no
hay respuesta, miran hacia otro lado.
Ya no te conocen.
Ya no te llaman.
Ya no los llamo.
Mi cara se entristece.
Ya no somos iguales,
la exclusión social ha llegado a mi familia.
Conozco nuevos amigos,
conocidos.
Amigos que me
entienden, que me escuchan, me escriben, me aconsejan y me ayudan con un simple
abrazo o con un comentario de apoyo fugaz.
Les agradezco su ayuda
desinteresada y sin conocernos.
Llego el día de la
entrevista.
Voy a la entrevista,
me piden infinidad de papeles.
Lloro durante la
entrevista.
Necesitas justificar y
explicar tu precaria situación,
Una situación llamada,
riesgo de exclusión Social.
Mi solicitud queda en
estudio.
Voy a otra entrevista.
Me dan la respuesta a
mi solicitud.
Reúno las condiciones,
me dan la cartilla, gracias.
Me dirijo hacia el
sitio indicado.
Llego al lugar, hora y
día indicado.
Me dan una charla.
No me lo creo.
No lo entiendo.
Me sorprende ver
tantas familias tristes.
Familias con hijos,
sin hijos, personas anónimas.
Personas como nosotros, que tenían un futuro, ahora
roto o en pausa.
Lloro, me siento mal.
Tengo el corazón
encogido.
Tengo la sensación de
haber fallado a mis hijos y a mi pareja.
Nunca imaginé que
llegaría a esta situación.
Me siento solo, pero
con el apoyo incondicional de mi familia.
Mi pareja me
consuela…me da un fuerte abrazo.
Llega mi turno.
Llorando, cojo una
bolsa, un carrito, da igual.
A veces escojo yo,
otras escogen por mí.
Ya tengo la comida de
la semana para mi familia.
Me siento Triste y
agradecido.
Gracias a esas
personas que me atienden con educación, cordialidad…
Gracias a las
donaciones de personas anónimas, no anónimas, empresas etc…
Haciendo que no te
sientas un extraño, un bicho raro, un marginado.
Te hacen sentir
persona.
Se alegran de tus
sueños.
Te animan a tirar adelante.
Es lo único que
pedimos y perseguimos.
Salir de esta
situación de marginalidad y hundimiento.
Tenemos que tener la
cabeza alta, no te avergüences.
Apóyate en tus seres
queridos y amigos de verdad.
Mirar a los problemas
de frente.
Haz limpieza de tu
mente.
Limpia tu círculo de
antiguas amistades.
Lucha y no te des por
vencido nunca.
Cree solo en ti y en
tu familia.
Tienes que decirte
cada día que este es el principio del fin de tu situación.
Jordi Duran Baró
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